Introducción al estudio de la COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL

El siguiente material es la versión electrónica del libro del mismo nombre, el cual surge de la necesidad de contar con los elementos mínimos básicos que permitan la lectura, análisis y producción de materiales audiovisuales.
Se trata de una compilación comparada de los autores más recientes en está área, así como nuestra experiencia en el tema.
Indicaciones generales
Por causas fuera de nuestro control los cuadros y gráficas de este libro no podrán visualizarse en la versión electrónica: solo aparecerá en rojo la indicación del cuadro, número, nombre y fuente.
Por su comprensión mil gracias.

Bibliografía

Introducción
Bartolomé, Antonio R. (1987) Lenguaje Audiovisual – Mundo Audiovisual. Universidad de Barcelona, España.
Castellanos, Vicente. (2003) Consideraciones sobre la semiótica cinematográfica. UNAM, México. (inédito)
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Eco, Umberto. (1968) Apocalípticos e integrados. Lumen, Barcelona.
Ferrés i Prats, Joan. (1989) El tractament formal als espots publicitaris i als videogrames didàctics. Anàlisis comparativa. Tesis doctoral, Universidad Autónoma de Barcelona.
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Moles, Abraham y Zeltmann Ferrero. (1975) La comunicación y los mass media. Juan José Ferrero (traductor) Mensajero, Bilbao.
Guski, Rainer. (1992) La percepción. Herder, Barcelona.
Lieury, Alain. (1992) Manual de psicología general. Herder, Barcelona
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1 Pedagogía de la Educación Audiovisual
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2 El Lenguaje de la imagen
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3 Fundamentos de la Estética Audiovisual
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Hernández Carrión, Pedro. (1996). Imagen y Sonido. Alambra Mexicana.
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4 La Composición
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5 Percepción
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6 El sonido en la narración audiovisual
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Asuman, Carl, Benoit, Philip y O´Donnell Lewis B. (2001), Producción en la Radio Moderna. Thomson, México.
Balsebre, A. (1994) El lenguaje radiofónico. Cátedra, Madrid.
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Cisternas Peña, Emilio (1989) La Música en los medios en Manual: Educación de la Voz y Técnicas de guionismo. Tepochalli, México.
Clare Prophet, Elizabeth (1989) The Science of the Spoken Word. Summit University Press. USA.
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Noyola Rocha, Antonio. (1998) Lectura y escritura del lenguaje sonoro, en Didáctica de los medios de comunicación. SEP, México
Rodríguez, Ángel. (1998) La dimensión sonora del lenguaje audiovisual. Paidós, España.
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Shafer, R. Murray. (1979). Le paysage sonore, Poitiers, Aubin Imprimeur, Ligugé.
Shaeffer, Pierre. (1988). Tratado de los objetos musicales. Alianza, Madrid.
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Valdez Fontes, Miguelina. (1996) Manual para la producción radiofónica. UNISON, México.

7 Composición audiovisual
Aguadero Fernández, Francisco. (1997) La Cultura Audiovisual. Ciencia 3, España.
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Fernández Díez, Federico y Martínez Abadía, José. (1999). Manual básico de lenguaje y narrativa audiovisual. Piadós, Barcelona.
Martínez Castillo, Giovanni. (2005). Treinta segundos de Marketing Político, Tesis de maestría. UNAM, México.
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Merrit, Douglas. (1988). Grafismo electrónico en televisión: del lápiz al píxel. Gustavo Gilli, Barcelona.
Martín Salgado, Lourdes. (2002) Marketing Político: Arte y ciencia de la persuasión en democracia. Barcelona Paidós.

8 La actitud crítica ante los mensajes audiovisuales
Arroyo Almaraz; Isidoro. (2000) Ética de la imagen. Laberinto Comunicación. España.
Carvajal, L. y otros. (1985) El abecé del cine. Amadeus, Santiago de Chile.
Colle, Raymond. (1997) Infografía Periodística. Santiago de Chile.
–(1991) La recepción crítica del mensaje visual: La Imagen como Medio de Conocimiento. Facultad de Comunicaciones, Pontificia Universidad Católica de Chile.
–(1984) Estudio sobre la publicidad cinematográfica en la prensa diaria, CENCOSEP, Santiago de Chile.
– P. Domínguez y J. Verges. (1980) La influencia de la televisión en niños chilenos. CENCOSEP, Santiago de Chile,.
Corominas, Agustí. (1994) La comunicación y su integración en el currículo. Institut de Ciències de l’Educació de la Universidad de Barcelona, España.
Morris, Charles. (1962) Signos, lenguaje y conducta. Losada, Buenos Aires.

Agradecimientos y prólogo

Mi más sincero agradecimiento a todas aquellas personas, empresas e instituciones que colaboraron para la realización de este material, en especial:

XHAK-TV Canal 12, Televisa Hermosillo
XEWH-TV Canal 6, Telemax
XHUS-TV Canal 8, Televisión Universitaria
STIRT, Sindicato de Trabajadores de Radio y Televisión
STAUS, Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora
STEUS, Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Sonora

MC. Jorge Luis Ibarra Mendivil
MC. Patricia González Lozano
Lic. Guillermo Pita
Lic. Vásquez del Mercado
Lic. Daniel Bayliss
Lic. Rubén Lucero Barrios
CP. Guadalupe Camberos
C. José Luis Gutíerrez
C. Jorge Kuan Aubert
C. Concepción Yañez Trujillo

Al maestro Carlos Tena Figueroa quién revisó este material, gracias por sus consejos, observaciones y sugerencias.

Por último, quiero dedicar este trabajo al Ingeniero Carlos Hernández Barnett, mi mentor y amigo, y a mis alumnos para quien fue originalmente escrito:

Sharleen González, Carlos Paz, Carlos Horta, Ana María Vargas, Zaria Mendoza, Denisse Heras, Roberto Algarra, Carmen Bojorquez, Zaira Osuna, Paulina Molina, Elizabeth Mendivil, Ana Gloria Montaño, Kimberly Guardián, Guadalupe Medina, Irasema Duarte, Alexis Castellanos, Taide Zavala, Carolina Levario, Arelhy Valenzuela, Omar Chy Young, Selenne Villela, Enrique Prieto, Paola Blumenkron, Karla Fontes, Sara Rivera, Patricia Merino, Adriana Aguirre, Maria Luisa Lascano, Francis Pérez Duarte y Marisela García.


Prólogo
Imagínese a sí mismo viendo un programa de televisión, cualquiera que sea; una película, un documental, un programa de concurso o de comedia, una telenovela, un noticiero o un programa de entrevistas de tipo académico con intelectuales, o uno del tipo frívolo sobre la vida personal de los artistas del espectáculo.
Imagínese ahora que quisiera desentrañar o discernir la manera o los métodos que los productores de esos programas tienen para elaborarlos, es decir, los pasos o estrategias que siguen para planear, producir y difundir los programas.
¿Qué haría? Lo más probable es que recurriría al sentido común, o sea, a la capacidad especulativa que todos tenemos para sacar conclusiones de un suceso de nuestra vida, sin llegar a conocerlo completamente.
Si bien es cierto que nuestro sentido común es muy útil para entender muchas cosas del entorno, también es cierto que el tratar de descubrir y describir a profundidad el fenómeno de la producción televisiva, posiblemente se torne un trabajo más complicado de lo que se cree, si tratamos de hacerlo sólo con el sentido común. Más aún, si usted desea saber (y quiere que su familia también sepa), no solamente cómo se producen y difunden los programas televisivos, sino además, tratar de desarrollar una postura de análisis crítico acerca de ellos, entonces el panorama se complica.
De la misma manera que un crítico de artes plásticas necesita saber de pintura y escultura, requiere haber estudiado las formas de expresión artística de lo plástico, ser un especialista en esa área del arte; o de la misma manera que un crítico de música, sabe y conoce, o es un especialista en música, así, un observador crítico de las producciones audiovisuales televisivas, deberá entonces convertirse en un estudioso o especialista en esa área específica.
¿Cómo pueden los expertos de cualquier área o temática ser o convertirse en críticos?
La respuesta es muy sencilla; a diferencia de los que no son críticos, los que sí lo son han podido desentrañar o discernir el o los lenguajes que están detrás de cada una de las expresiones, producciones o manifestaciones del arte, de las ciencias o de la industria; han podido entender de una manera más acabada e integral, las lógicas del lenguaje utilizado para decir o mostrar algo al público.
Esta es justamente la propuesta que el maestro Giovanni Martínez presenta en este libro. Prosiguiendo con su afán de enseñar a todo aquél que se interese en los ámbitos de la producción y los lenguajes audiovisuales; Giovanni hace en este documento, un extenso desglose de las particularidades que la producción audiovisual posee, con el fin de dar a conocer la “gramática” del lenguaje que soporta toda producción de esa índole.
Cada elemento de esa gramática (planos, ángulos o perspectivas de cámara, uso del color, tipografía, el audio, montaje o edición, etc.) es presentado aquí con detalle, -lo que manifiesta la gran experiencia que Giovanni Martínez ha acumulado en su trayectoria como profesor de carrera de la licenciatura en comunicación- los puntos, comas, paréntesis, textos, silencios de esa “gramática” audiovisual, son explicados prolijamente una por una, de manera tal que el lector interesado, podrá introducirse a la identificación y el conocimiento de ese lenguaje, con lo que podrá entender de mejor manera, cómo es que se planean, producen y difunden los distintos productos audiovisuales.
Una vez que se tenga mayor comprensión sobre esto, tenemos en la obra, uno de los componentes y añadidos más importantes que es el apartado sobre la recepción o comprensión crítica de ese tipo de productos.
Precisamente, la manera en que podemos volvernos críticos de lo que vemos es ampliada aquí por Giovanni con el fin de que el acto de la recepción pasiva, se torne uno de recepción activa, en cual se involucre, tanto el conocimiento del lenguaje audiovisual –condición previa- como los formatos que el maestro Martínez incluye en el libro, con el fin de llevar a cabo ese análisis.
Estas diversas formas de análisis de los productos audiovisuales, constituyen un gran avance en los esfuerzos por entender, pero sobre todo, por aceptar, que si bien la televisión es un fenómeno social permanente, no se puede estar ajeno y con actitud pasiva, ante el embate comercial, político y de pretendido entretenimiento, que llega directamente a las conciencias de los individuos, la mayoría de ellos, niños y jóvenes a quienes se les esta moldeando su personalidad y por lo tanto, con un alto grado de vulnerabilidad en lo tocante a influencias formativas.
Una vez que el lector haya leído y comprendido el lenguaje audiovisual presentado aquí, y se hayan aplicado los formatos de evaluación crítica correspondientes, ya no se verán la televisión, el cine, el video, o cualquier otro mensaje audiovisual de la misma manera. Deberá presentarse una inconformidad argumentada y una posición más madura sobre la manera en cómo queremos de ahora en adelante, que nosotros y nuestra familia veamos televisión.
Carlos Guillermo Tena Figueroa
Hermosillo, Sonora, Mayo de 2005.

1 ¿Cómo abordar el estudio de lo audiovisual?

Al abordar el principal elemento de la comunicación audiovisual, el lenguaje audiovisual, primero es necesario plantear la necesidad de establecer un marco teórico, o por el contrario ir directo al análisis práctico de casos concretos, sin embargo, ambos pasos son inevitables.

El establecer un marco teórico, al menos referencial, nos ayuda a tomar conciencia del grado de plenitud en el que se llevan a cabo los aspectos del lenguaje audiovisual y que nos conducen a un procedimiento interdisciplinar en el momento de abordar este campo de la cultura.

También es necesario complementarlo con el análisis práctico de casos concretos, porque el proceso de percepción solo se adquiere por aprendizaje.

Un tercer aspecto a contemplar es la producción de materiales que permitan adquirir las destrezas y el conocimiento de la importancia de la creatividad y el sesgo que, en esa fase de la producción, tienen para la compresión posterior de los mensajes.

Por último, pero no menos importante, debemos tomar en cuenta el conocimiento de las formas de escritura de los productos comunicacionales que se emplean tanto en el entretenimiento, la educación, la publicidad y la propaganda.

Por ello, en el proceso de la educación audiovisual es conveniente abordar, en primer término, una fase teórica que contemple ejemplos de mensajes audiovisuales actuales y cercanos que nos lleven a dejar de ser simples receptores y nos ayuden a adquirir y mantener una actitud crítica ante la gran cantidad de mensajes de este tipo en el que hoy nos vemos inmersos.

Una persona alfabetizada audiovisualmente cuenta con los elementos para ser un actor participativo. Asimismo, puede interpretar los mensajes audiovisuales y enfrentarlos críticamente, lo que implica una aportación en el hecho comunicativo. Al tener la posibilidad de construir sus propios mensajes audiovisuales le convierten en una persona interactiva con su entorno, y, por lo tanto, creativa y no alienada.

1.1 Una nueva forma de conocer
El desarrollo tecnológico y las invenciones que han permitido la captación, el registro y la reproducción de mensajes audiovisuales fueron concebidos originalmente como extensiones del cuerpo humano, prolongaciones de facultades físicas o psíquicas; la cámara, como extensión del ojo –de hecho el procedimiento de selección de color rgb es idéntico al funcionamiento del ojo humano– el micrófono, como extensión del oído, las bocinas extienden la boca, y los soportes de almacenamiento intentan recrear las cualidades del cerebro.

McLuhan (1969:26-41) observó que: “Cualquier prolongación o extensión, ya sea de la piel de la mano o del pie, afecta a todo el complejo, psíquico y social”, exigiendo nuevos equilibrios entre los demás órganos o prolongaciones, e indica que “los medios de comunicación, cambiando el entorno, hacen surgir en nosotros relaciones únicas de percepción sensorial. La extensión de un sentido cualquiera transforma nuestra manera de pensar y de actuar, nuestra manera de percibir el mundo. Cuando cambian estas relaciones cambia el hombre”.

Es decir, la aparición y el uso de nuevas tecnologías comunicacionales producen alteraciones en las formas de pensamiento y de expresión, en los procesos y actitudes mentales, en las pautas de percepción, en la proporción de los sentidos.

A la lógica de los principios y la racionalidad le sucede la de la intuición y la pragmática. Leer un texto escrito y contemplar una fotografía o una estatua son dos operaciones distintas desde el punto de vista del progreso mental, dos operaciones que ponen en juego áreas distintas del cerebro. Para leer un texto escrito hace falta situarse por encima de él. La lectura se desarrolla en el tiempo. Es una operación analítica, doblemente abstracta: primero hay que hacer un análisis gramatical y luego un análisis lógico. El hombre que lee es un ser deductivo, racional, analítico, riguroso, preciso.

Por el contrario, contemplar una imagen o escuchar una melodía sólo puede hacerse sumergiéndose en ella. Es una operación sintética, que se realiza primariamente de una manera global. La abundancia actual de imágenes y sonidos en los distintos medios audiovisuales está dando lugar al desarrollo de un nuevo tipo de inteligencia. El nuevo hombre, con dominio del hemisferio derecho, comprende sobre todo de un modo sensitivo, dejando que vibren todos sus sentidos. Conoce a través de sensaciones. Reacciona ante los estímulos de los sentidos, no ante las argumentaciones de la razón. Giovanni Sartori (1998) se refiere a él como el homo viden, al tiempo que Simone (2001:78) lo sitúa en la sociedad de la tercera fase donde han cambiado todos los parámetros vigentes en la sociedad tradicional para la creación y difusión de nuevos conocimientos; ahí donde el hombre se enfrenta a un volumen infinitamente mayor de información y a la reducción inversamente proporcional de capacidad de abstracción, lo que lo ha llevado a perder su inteligencia secuencial[1] para adquirir una inteligencia simultanea.[2]

Así pues, conviven hoy el adulto crecido en la antigua cultura, con predominio del uso del hemisferio izquierdo del cerebro, sólo comprende abstrayendo, y el joven, con predominio del hemisferio derecho, que sólo comprende sintiendo.

Este fenómeno es observable en tipo de publicidad y propaganda modernas. Antes, el comerciante y el político intentaban convencer racionalmente cara a cara. Hoy, apenas si se preocupan por dar a conocer las cualidades objetivas de los productos y proyectos sumergiendo a “la masa” en un clima eminentemente sensorial, en el que lo que cuenta son las sensaciones visuales, las sensaciones sonoras y sensaciones táctiles.
Este “nuevo” lenguaje audiovisual es una forma de expresión que integra a los lenguajes verbal (escrito y hablado), auditivo y visual, aunque su forma de expresión está condicionada por la especificidad tecnológica de cada uno de los medios, que lo hace diferenciarse tanto en su escritura como en su recepción.
Veamos entonces cual es la importancia de su estudio y aplicación en la vida diaria.

1.2 Un nuevo lenguaje
Para este tema sigamos a Joan Ferrés i Pratts, cuando comenta: “Lo audiovisual no es una cuestión de medios sino de lenguaje. Podría decirse que es una cuestión de hemisferios. No se trata de usar medios audiovisuales, sino de expresarse audiovisualmente, de dar prioridad al hemisferio que ha adquirido más relevancia en la era de la imagen.
[3] Los medios tienden a potenciar y vehicular una forma de expresión específica. Pero el lenguaje no puede reducirse a los medios.”
“Refiriéndose a la identidad del lenguaje audiovisual, el realizador ruso Sergei M. Eisentein decía que el cine opera de la imagen a la emoción y de la emoción a la idea. Inspirándose en esa idea, el realizador de la televisión francesa Claude Santelli decía que “el lenguaje audiovisual es aquel que comunica las ideas a través de las emociones
.”
[4] Expresarse audiovisualmente significaría, pues, comunicar las intenciones en el acto mismo de suscitar emociones. Es una forma de expresión que moviliza la sensibilidad, la intuición, las emociones. Es así como funciona la expresión audiovisual.”

Por su parte, Babin y Kouloumdjian definen el lenguaje audiovisual mediante siete rasgos principales, para ellod el lenguaje audiovisual es:

1. Mezcla. En la mesa de mezclas se conjugan y establece el orden del sonido-palabra-imagen, con la intención de crear en el receptor una experiencia unificada.

2. Lenguaje popular. Simple y llano, ni discurso, ni conferencia, ni lenguaje literario e intelectualizado.

3. Dramatización. Crear la acción, es suscitar relieve y establecer tensión.

4. Relación óptima entre fondo y figura. Establecer las relaciones entre todos los elementos: correspondencias y distancias que crean el relieve.

5. Presencia. Se ve y se escucha con todo el cuerpo.

6. Composición por segmentos. Presentar los aspectos que destacan, aparentemente sin orden, sobre un fondo común.

7. Encadenamiento de mosaico. No lineal, deductivo o casual. Los elementos de un mosaico parecen inconexos si se aíslan unos fragmentos; sólo tiene sentido si se contempla el conjunto, la coherencia interna global.
[5]

Babin y Kouloumdjian dan una propuesta al reto que los medios masivos lanzan a la sociedad. Es una respuesta unificadora, integradora. Un intento de superar el absurdo. Aseguran que tanto en la escuela como en los medios masivos funcionan en mono, es decir, utilizan sólo uno de los hemisferios del cerebro, aunque utilizando canales distintos.

En cambio, “el funcionamiento en estéreo utiliza ambos hemisferios, respeta en parte lo que se ha dicho sobre las relaciones entre hemisferio derecho e izquierdo: cada uno tiene su especificidad, su punto de vista, su singularidad, pero entre uno y otro hay tendido un puente. Y las informaciones recibidas en la derecha, según el sistema del hemisferio derecho, pasan a la izquierda. De este modo existe distinción, pero también influencia recíproca. En ocasiones será el registro artístico, global, intuitivo, gustativo, el que domine. En otros, el registro analítico, riguroso, secuencia, abstracto. Del uno al otro hay un puente, pero respetando los puntos de vista y las dominancias.”[6]

Cuadro 1. Características de los hemisferios del cerebro
Diseño: Boden. M. (1994) La mente creativa. Barcelona: Gedisa

¿Cómo se tiende este puente? Es preciso introducir aquí dos conceptos clave en la utilización didáctica de los medios audiovisuales: la comunicación y la gimnasia cerebral.
Una educación en estéreo utilizará la comunicación, el diálogo y la confrontación para facilitar el pase de las emociones al hemisferio de la reflexión y la racionalidad. De mono al estéreo. Del hombre fragmentado al hombre integral.

P. Babin cuenta la siguiente historia:
En el principio estaban Gutenberg y los mass media. Luego se levantaron los hombres. Les dolía la cabeza, pero sus ojos brillaban de envidia. Entonces nacieron los group media.” Y continua, “tenían dolor de cabeza por exceso de intelectualismo –la civilización de lo escrito– y por despersonalización –la civilización de los mass media. Envidiosos por el deseo imposible de utilizar el nuevo lenguaje de los medios de comunicación.”
[7]

Lo audiovisual nace con vocación de servir a una educación en estéreo. Asume lo mejor de los medios de masas –una forma específica de expresión que conecta con la sensibilidad del hombre de hoy– y de la cultura del libro –el carácter personalizador, conseguido ahora mediante la comunicación. Y hace frente a los excesos de cada uno de ellos.

Este planteamiento pedagógico asume al alumno en su especificidad y en su integridad, asume también las posibilidades expresivas de los medios audiovisuales y facilita la unificación del entorno cultural. En definitiva, así concebido, el producto didáctico audiovisual facilita la coherencia entre la sensibilidad del alumno, la especificidad del medio y la evolución del sistema social.

La educación en estéreo convierte a la escuela no en un centro de enseñanza, sino de aprendizaje. Un centro preocupado no por la simple transmisión de conocimientos, sino por el enriquecimiento en experiencias de todo tipo: conocimientos, sensaciones, emociones, actitudes, intuiciones... Es la oportunidad de que el alumno elabore un proyecto propio de personalidad mediante la integración de todas sus facultades físicas y psíquicas y mediante la interrelación constante con el grupo, con la clase, con la escuela, con la sociedad en general.

El empleo irracional de la televisión, nos lleva a pensar que, si bien incrementa la presión de la información y reduce las posibilidades de intercambio de los espectadores, al usarla masivamente, favorece así la manipulación de las conciencias.
El hecho de que ahora los softwares
[8] computacionales de video hayan hecho técnicamente posible la edición, producción y difusión de programas domésticos, nos pone en una situación única. Es como si hubiéramos aprendido de golpe a “leer” y a “escribir” imágenes y sonidos y nos pusiéramos a crear nuestros propios mensajes audiovisuales para decir aquello que más nos interesa.

Sin embargo, Aparici y García-Matilla, advierten: “Si consideramos como analfabeto funcional a aquel individuo que por diferentes causas descodifica unos signos sin poder reflexionar sobre ellos, sin poder entender la relación entre su significado y su significante, sería oportuno investigar de qué manera se da esa situación ante un producto audiovisual”.[9]

Hasta ahora casi analfabetos audiovisuales, las modernas tecnologías digitales personales nos ponen ante esta disyuntiva, y, por lo general, reproducimos lo mismo que hemos visto y escuchado en otros medios antecesores sin tener la competencia de un lenguaje audiovisual.

Al estudiarlo podemos observar que el lenguaje audiovisual es un lenguaje vivo que se amplía y enriquece día a día con nuevas aportaciones. La única condición es la adecuación al significado informativo y expresivo de la situación representada, significado que naturalmente ha de ser decodificado por el espectador. Se sobreentiende que el resultado obtenido por las cámaras y micrófonos no es, en absoluto, una copia fiel de la realidad y que se requiere la interpretación de sus convenciones para decodificar dicho mensaje. Las convenciones del relato audiovisual se basan en la analogía, la homología y la connaturalidad, es decir, la similitud, correlación y la semejanza con lo representado. Son estas características que nos hacen comprender el relato como si formásemos parte del mismo.

La connaturalidad, que facilita la interpretación inmediata sin convención explícita, se apoya en la utilización de recursos que el público conoce en otros contextos. De este modo, el espectador integra inmediatamente dichos elementos del lenguaje que interpreta y experimenta como naturales. Pero no todos los sonidos e imágenes tienen tal virtud, cuando esto sucede, el espectador percibe y es conciente de la mediación técnica y humana, y deja de apropiarse del relato porque la composición audiovisual dejó de tener significado, no siguió las reglas del lenguaje, ni tampoco tiene ningún sentido, o sea, rompió su continuidad.

Es importante aquí hacer una breve referencia al sonido, tema que retomaremos posteriormente dedicando un espacio para ello, siendo conscientes de su importancia, pues, por ejemplo, la palabra hablada cubre campos de informaciones que no aparecen en la imagen visual. A nuestro alrededor casi siempre tenemos algún tipo de ruido; por esta razón, existe una relación permanente entre la palabra y la imagen. El receptor no separa las sensaciones auditivas y las visuales, sino que las unifica; de ahí la eficacia comunicativa del documento audiovisual.

En este sentido, Aparici y García Matilla afirman que: “El sonido es una imagen, una imagen auditiva que curiosamente, dispara más la imaginación que las imágenes visuales.”[10]

Las imágenes son portadoras de mensajes, pero para que se lleve a cabo esta transmisión han de darse dos factores:
1) que tengan contenido y fuerza suficiente para que el mensaje pueda ser percibido, y
2) que el receptor esté capacitado para interpretarlo.

Es decir, es preciso que haya un conocimiento del lenguaje audiovisual, una cultura audiovisual, por parte de quien lo percibe para que pueda leer en ella. Para llegar a la comprensión de los mensajes audiovisuales, es necesario que se haya dado un aprendizaje en el sentido de técnicas para interpretar, leer y decodificar lo que se está viendo y escuchando, o sea, conocer el lenguaje audiovisual en su expresión más amplia. Estas técnicas podrían denominarse técnicas de producción audiovisual. Por todo ello, hay que separar una doble actitud en cuanto a observar las imágenes, con una actitud crítica y creativa frente a aquellas, o ver y escuchar las imágenes, que implica una postura simplemente receptiva o pasiva.

Visto esto, podemos decir sin riesgo a equivocarnos que las imágenes audiovisuales son como un texto cultural. No obstante, una imagen de por sí no significaría nada si no es cuando y después de que el receptor se pregunta a sí mismo su significado.

1.3 Integración de los lenguajes visual y auditivo
Con respecto al registro y reproducción del lenguaje visual y auditivo, y su integración en el lenguaje audiovisual, Ángel Rodríguez
[11] describe:

Desde la prehistoria el hombre fue capaz de desarrollar técnicas de dibujo que le permitieron fijar en mayor o menor grado las sensaciones proporcionadas por el sentido de la vista. En cambio la capacidad para fijar sonidos no aparece hasta la invención de la escritura, es decir, mucho más tarde. Aun así, la escritura se limita sólo a fijar las sensaciones sonoras vinculadas a la lengua, pero resulta un instrumento limitadísimo para fijar otro tipo de sonidos. Mientras el naturalismo crece y se desarrolla progresivamente en la pintura, desde el siglo xii al siglo xix, y con él el crecimiento sobre las sensaciones visuales y las técnicas para su reproducción, hasta bien entrado el siglo xx no aparecen sistemas fiables que permitan fijar y reproducir los sonidos.
A esto hay que agregar que desde que se crean las unidades de medida, de longitud y de superficie es posible aplicarlas sobre la forma objetiva de una imagen reproducida en dibujos o pinturas. Contrariamente, el sonido fluye en el tiempo y se escapa a la capacidad de análisis objetivo hasta que también a mediados del siglo xx la informática otorgó un impulso a la sonografía y a la espectrografía, es decir, hoy existe la posibilidad de fijar espectrográficamente un sonido aunque sólo sea posible para un reducido grupo de expertos que disponen de los equipos, programas, el material y los conocimientos adecuados para hacerlo.
Todo esto ha hecho avanzar el conocimiento sobre la percepción y la narrativa visual mucho más rápidamente que el conocimiento sobre la narración sonora, sin embargo ambas son importantes y están en íntima relación y aunque quizás, los productos más representativos del lenguaje audiovisual se observen en la cinematografía y la videografía, a través de las películas, programas televisivos y videogramas, no debemos pasar por alto los productos auditivos como los radiogramas y sonogramas, y que en cada uno de ellos contienen sonido a diferencia de los fotogramas y los infogramas.

Aunque en la literatura sobre la comunicación audiovisual suele asignársele a la visión un papel preponderante sobre los otros sentidos, especialmente en comparación con la audición, esta primacía del sentido de la vista y lo visual no tiene una base perceptiva sino que se sustenta fundamentalmente en motivos históricos y metodológicos.


1.4 La comunicación y lo audiovisual
Para que se realice todo proceso de comunicación es necesario la intervención de una serie de elementos constantes: emisor, receptor y el medio que se emplee para llevarlo a cabo. El emisor codifica la información a través de su léxico hablado o escrito, de imágenes, de sonidos o de una forma combinada de lenguajes. El mensaje son las señales que el receptor debe de interpretar. La comunicación será más eficaz, en tanto el emisor y el receptor compartan los mismos códigos y el campo de experiencias sobre un tema determinado sea común o cercano, para que el significado del mensaje pueda ser comprendido, decodificado.

Como dice Eco,[12] código es “un sistema de símbolos que por convención previa está destinado a representar y a transmitir la información desde la fuente emisora hasta el punto de destino receptor”.

En el proceso de la comunicación, los roles de emisor y receptor interactúan dinámicamente intercambiándose, lo que convierte a cada elemento en endo-emisores; es decir, ambos realizan un proceso de codificación y decodificación. Cuando se obtiene una respuesta al mensaje enviado el proceso se llama retroalimentación.

En este proceso la interpretación que el receptor hace del mensaje no siempre coincide con lo que el emisor ha querido transmitir, por lo que éste debe tomar en cuenta las experiencias comunes que tenga con el receptor dentro de su repertorio. Tras los problemas interpretativos se esconden:
a) la mala codificación del mensaje por falta de conocimientos o hábitos comunicativos del endo-emisor,
b) la transmisión deficiente del mensaje por falta de habilidad comunicativa de quién emite,
c) la distorsión del mensaje por ruidos en los canales seleccionados,
d) una mala decodificación del mensaje por parte del endo-emisor por falta del conocimiento del vocabulario, diferentes connotaciones culturales o barreras, o por falta de hábitos comunicativos y diferencias de contextos.

El proceso de la comunicación también se interrumpe cuando la información es unilateral. Como en el caso de los medios masivos de comunicación, sobretodo los audiovisuales, que se dirigen a una audiencia amplia, dispersa y anónima. A esto se le denomina proceso información y, de acuerdo a la estructura actual de los medios, se considera a los receptores como individuos parcialmente activos, es decir, sólo se espera que consuman la información pero que no la generen, además de que no se les permite ningún otro tipo de retroalimentación.

Cuadro 2. Proceso de la comunicación
Adaptación libre del modelo presentado por Wilbur Schramn (1982)
y del sistema comunicativo de González (1992:17)

En el proceso de comunicación colectiva, aunque se envían muchos mensajes idénticos por distintos medios, cada receptor codifica el mensaje de acuerdo con el contexto, los grupos de pertenencia, sus experiencias previas, vivencias y formas de ver la realidad (ideas, valores y comportamientos).

Cuadro 3. Comunicación colectiva
Diseño: Wilbur Schramn
Hombre, mensaje y medios. Forja, Madrid (1982)

Aquí también intervienen líderes de opinión informales, quienes actúan como mediadores y decodificadores de los mensajes. Su experiencia y actitud ante ciertos temas les permite emitir opiniones que son tomadas en cuenta por el grupo social al que pertenece, sus miembros les buscan para confirmar el sentido de aquella información donde tienen dudas y que ellos contextualizan y re-dirigen.
Por otra parte, el emisor puede emplear diversos medios de comunicación para hacer llegar un único mensaje, de tal forma que maneja diversos recursos de acuerdo al soporte que requiere cada medio, lo que demanda del conocimiento del lenguaje apropiado para ello de acuerdo a la forma que toman los mensajes, sus características son las siguientes:

Cuadro 4. Clasificación de Medios de Comunicación
Diseño: G. Martínez Castillo (2000)



Notas:
[1] Inteligencia secuencial.- Se aplica a la lectura (del texto que se lee) y escritura. Opera en la sucesión de estímulos, los coloca en línea, analizándolos y articulándolos. Procede de pasos consecutivos, uno detrás de otro, linealmente. Establece jerarquías y niveles de importancia (Simone 2001:33,90).
[2] Inteligencia simultánea.- Se aplica a la lectura audiovisual (del texto que se mira, Simone lo denomina visión). Opera sobre datos simultáneos como los estímulos visuales, que se presentan en un gran número al mismo tiempo, y entre los cuales es difícil establecer un orden, una sucesión y una jerarquía, en consecuencia ignora el tiempo (Simone 2001:33,89).
[3] Alvin Toffler se refiere a ella como la tercera ola o la era de la información y McLuhan como la Aldea Global.
[4] Babin, P. y McLuhan M. (1980:128).
Otro hombre, otro cristiano en la era de la electrónica. Edebé, Barcelona.
[5] Babin, P. y Kouloumdjian, M. F. (1980:34-37).
[6] Babin, P. y Kouloumdjian, M. F. (1980:34-37).
[7] Babin, P. y McLuhan M. (1980:125).
[8] Software.- voz angloamericana usada en la informática para nombrar al conjunto de programas y rutinas que permite a la computadora la realización de ciertas tareas.
[9] Aparici y García-Matilla (1978:10) La imagen, Vol. I. UNED, Madrid.
[10] Aparici, Roberto y García Matilla. (1978:81) La imagen, Vol. I. UNED, Madrid.
[11] Rodríguez, Ángel (1998:25) El lenguaje audiovisual como objeto de estudio, en
La dimensión sonora del lenguaje audiovisual. Paidós Ibérica, España.
[12] Eco, Umberto (1975) La estructura ausente. Lumen, Barcelona.

2 ¿Cuáles son las dimensiones de lo audiovisual?

La capacidad de fusión de cada uno de los elementos de los distintos lenguajes en la confección de nuevas formas audiovisuales, hace necesario avanzar en el conocimiento de la comunicación audiovisual cuyo objeto de estudio central ha de ser el lenguaje audiovisual, entendiéndolo como los modos artificiales de organización de las imágenes y los sonidos, de forma sincrónica y simultánea, que se utilizan para transmitir ideas o sensaciones, ajustándonos a la capacidad del hombre para percibirlas y comprenderlas.
La integración de lo audiovisual culmina en productos comerciales, publicitarios, propagandísticos, de entretenimiento y educativos; aunque en este último campo su tratamiento muchas veces es una prolongación del lenguaje verbal; es decir, como simples “conferencias” o discursos verbales, ilustraciones plagadas de textos e imágenes amenizadas por efectos de sonido y música de fondo sin ningún sentido entre sí, y eso se debe primordialmente al desconocimiento del lenguaje audiovisual.
La frase de que “vivimos en una civilización de la imagen” ha sido traducida por algunos autores por las expresiones “vivimos en una iconosfera, de acuerdo con Ferrés: “Si vivir en la atmósfera implica respirar aire, vivir en una iconosfera implica consumir imágenes visuales y acústicas. Si la vida biológica implica respirar y saber alimentarse adecuadamente, vivir en una iconosfera implica saber ver cada imagen y saber escuchar cada sonido.” Hoy cada vez más personas contemplan la vida a través de un monitor (ya sea de una televisión o de una computadora personal, sin dejar de lado otras pantallas como las del cine, los videojuegos, y las pantallas de los teléfonos celulares). Cabe reflexionar sobre si queremos vivir una vida plenamente humana, personal y libre eso exige ineludiblemente la capacidad de una lectura reflexiva y una actitud crítica de los mensajes audiovisuales a los que nos vemos expuestos día a día a través de los medios masivos.
La idea es estar educados en lo audiovisual y capacitados para educar con lo audiovisual. Para ello se ha de recibir una preparación adecuada en una triple dimensión:
1) técnica,
2) expresiva, y
3) didáctica.
Es decir, se trata de conocer lo audiovisual como tecnología específica, como forma de expresión diferenciada y como instrumento que permite ciertas aplicaciones didácticas peculiares:

La dimensión técnica, atiende el nivel operativo de cada medio y el o los canales que se emplean para intentar hacer llegar su mensaje al público meta de la manera más rápida y precisa, estableciendo un proceso de información o comunicación, según sea el caso.

La dimensión expresiva, por su parte, atiende un triple nivel: instrumental, semántico y de diseño audiovisual. a) El nivel instrumental hace referencia al conocimiento de los recursos técnico-expresivos, b) El nivel semántico hace referencia al conocimiento de estos recursos desde el punto de vista de la producción de sentido, y c) Finalmente, el nivel de diseño audiovisual hace referencia a las formas de presentación.

A la dimensión didáctica le competen las ciencias que se involucran en el estudio de lo audiovisual, desde el diseño instrumental. Por ejemplo: la Física y la Química estudian la parte tecnológica de los medios, la Ética el análisis de los valores que se promocionan en ellos, y las Ciencias Sociales, la ideología que se trasmite, el régimen legal con el que operan los medios y cómo se codifican los mensajes.

Hoy, resulta absolutamente contradictorio que en una sociedad en la que lo audiovisual se ha convertido en la forma de expresión por excelencia, no se ofrezca una formación específica en este campo. Sin embargo, si bien aquí no se abarca todo lo deseable para una educación audiovisual integral, si se ofrecen algunos criterios y líneas de acción que nos permitan conocer lo audiovisual en su doble vertiente como materia u objeto de estudio y como recurso para el aprendizaje.
Aunque veremos una aproximación al lenguaje audiovisual aplicado en los medios de comunicación y sus formas de expresión, consideremos a cada uno simultáneamente como tecnología específica, como forma de expresión diferenciada, como ideología y como medio potencialmente artístico.
En cualquier caso, fundamentalmente atenderemos de manera prioritaria la dimensión expresiva, el aprendizaje de los códigos e intentaremos superar definitivamente el prejuicio de la neutralidad de las imágenes y los sonidos.
Sin el conocimiento de estos códigos, todo lo demás resulta imposible. No basta ver y oír, hay que saber “mirar y escuchar” y, sobretodo “hay que saber pensar la imagen”.

Cuadro 5. Dimensiones de lo audiovisual

Es muy importante no confundir a los medios de comunicación como simples canales, mediante los cuales se comunica cualquier contenido. Este es un grave error: concebir que cualquier medio puede transmitir cualquier información, sea del tipo que sea. El problema se centra en el uso adecuado del lenguaje y no en el medio audiovisual.
No es necesario recordar que cada día la juventud y la niñez están expuestos a más y más mensajes audiovisuales, y que para ellos su lenguaje ya es audiovisual además de encontrarse saturados de información de diversa índole.
En un mundo de cambio veloz, complejo, simultáneo y total, una herramienta primordial es explorar las posibilidades del lenguaje audiovisual pues éste tiene la clave para nuevas posibilidades cognitivas: información, comunicación, comparación, análisis y síntesis.
Aprender el lenguaje audiovisual requiere de destrezas similares a las necesarias para leer textos escritos. Sus códigos están en gran medida indeterminados y existen diversos intentos por definirlos, interpretarlos, sistematizarlos y codificarlos. Podemos definirlo como:

El conjunto de convenciones y códigos que permiten, mediante el uso de ciertos instrumentos, un proceso social de producción y conservación para su posterior reproducción de los mensajes constituidos por imágenes y sonidos, de una o varias partes, seleccionadas de una realidad natural o construida.

Esta serie de códigos audiovisuales incluyen el proceso de percepción de las imágenes y los sonidos tanto en el ámbito físico como cultural, la identificación y reconocimiento de experiencias previas análogas, simbolismos, denotaciones y connotaciones, estructuras narrativas, elementos sonoros y elementos visuales, que hacen de su yuxtaposición lo característico de cada medio audiovisual. Otros sienten una especial atracción por la expresión “lenguaje total”, y lo identifican como el lenguaje audio-scripto-visual. Como sea, el lenguaje audiovisual va más allá de los simples códigos que emplea.

También podemos entender que el lenguaje audiovisual está constituido por un conjunto sistematizado y gramatizado de recursos expresivos que permiten estimular en el público, series organizadas de sensaciones y percepciones que se transformarán en mensajes concretos y complejos, y que además no es un lenguaje cerrado por lo que se encuentra en continua innovación integrando nuevos recursos a sus códigos.
Estos mensajes son construidos, conservados y reproducidos para un público meta o target, e intentan integrar el conjunto de elementos que constituyen la trama representativa de la sociedad como un elemento de su cultura.
En general, tienden a conservar y reproducir los valores del emisor, es decir, de quienes los producen, aún cuando no siempre dichos valores tengan aceptación o vigencia para aquellos que reciben los mensajes. De ahí que los mensajes audiovisuales puedan tener como objetivo además de informar, entretener y comunicar, el de persuadir y manipular.

Cuadro 6. Doble dimensión del proceso de comunicación mediática
según la teoría de la persuasión
Diseño: G. Martínez Castillo (2005)

Los mensajes audiovisuales constituyen un nivel mayor de abstracción en la percepción de la realidad. El lenguaje audiovisual, como todo conjunto de convenciones establecidas para el intercambio de mensajes, no es estático, sino que se encuentra sometido a una constante evolución determinada por algunos elementos:
a) Emisor: quién o quiénes generan los mensajes, y para que lo dicen;
b) Creativo: el experto mediático, quién le da forma, lo realiza, y qué instrumentos utiliza para producirlo, conservarlo y reproducirlo,
c) Qué medio o medios se emplearon para emitirlo (auditivo, visual, lexi-visual, audio-visual, etc.).
d) Receptores: aquí se encuentra el público meta y todo aquel que recibe el mensaje si importar que fuese diseñado para ellos o no;
e) En qué contexto se emite, y qué otros procesos sociales y mediaciones le afectan, y
f) Qué respuesta se obtuvo.

En palabras de Masterman (1993:36): “Se puede decir que el poder ideológico de los medios es, en cierto modo, proporcional a la aparente naturalidad de sus representaciones, puesto que la potencia ideológica de un producto mediático radica principalmente en la capacidad que tengan aquellos que los controlan y los elaboran, para hacer pasar por real, verdadero, universal y necesario, lo que son construcciones inevitablemente selectivas y cargadas de valores, en las que se inscriben intereses particulares, ideologías y modos de entender.”

Por consecuencia, encontramos cuatro grandes áreas de investigación:

1.- ¿Quién es el emisor y/o la fuente del mensaje?, ¿Quién lo construyó o realiza?, ¿Qué intereses tiene, cuál es su objetivo?, Es decir, ¿Cuál es su explicación en términos de poder?

2.- ¿Qué técnicas y códigos emplean para intentar persuadir y convencer de la verdad de sus representaciones?, Es decir, ¿Cómo se usa la retórica en los medios de comunicación?

3.- ¿Cuáles son los valores implícitos en la representación presentada?, Es decir, ¿En qué consiste su aspecto ideológico?

4.- ¿De que manera leen y reciben las construcciones mediáticas las audiencias?, Es decir, ¿Cuál es su nivel de recepción y actitud crítica ante los mensajes mediáticos?


3 ¿En qué consiste la alfabetización audiovisual?

Tomemos en cuenta el desarrollo alcanzado por los medios de comunicación de masas, en su más de medio siglo de existencia, sobrepasa el alcanzado por los medios impresos a lo largo de su historia, y planteemos de manera paralela al concepto de analfabetismo la necesidad de la alfabetización audiovisual.
Si consideramos como analfabeto funcional a aquel individuo que por diferentes causas descodifica unos signos sin poder reflexionar sobre ellos, sin poder entender la relación entre su significado y su significante, sería oportuno investigar de qué manera se da esa situación ante un producto audiovisual.
Actualmente, en casi todas las sociedades, la escuela comparte el monopolio de la educación con las instituciones encargadas de la comunicación. Este binomio aparentemente contradictorio, establece la necesidad de una revisión del papel que deben desempeñar los medios de comunicación y del nuevo papel que le corresponde a los sistemas educativos.
De acuerdo con Eco, cualquier lenguaje debe ser, ante todo, un instrumento de comunicación y no un medio para el sometimiento. Las imágenes visuales son señales intencionalmente producidas para transmitir determinados mensajes. Su estructura es de naturaleza muy distinta al de la lengua, hasta el punto, que una persona puede saber leer y escribir signos verbales pero no visuales, mucho menos audiovisuales. Su proceso de lectura implica, por un lado, el aprendizaje de los elementos que la conforman y, por el otro, la posibilidad de convertir en emisor a quien antes era un simple receptor de mensajes.
Para leer los mensajes audiovisuales es necesario tanto adquirir la destreza y habilidad para hacerlo, como comprender su significado con relación al contexto en el que se presenta, es decir, es aprender, al mismo tiempo, la parte y el todo.
Toda forma de expresión tiene sus propias normas, su propia estructura. Así como analizamos el lenguaje escrito utilizando sus propias convenciones gramaticales, de la misma manera lo haremos con el lenguaje audiovisual a partir de sus propios códigos. De lo que se trata es de conocer el signo (escrito, sonoro, y visual) y expresarse a través de él.
Pueden establecerse, por lo tanto, tres grados de alfabetización en función de cada medio de expresión:
1) Alfabetismo del léxico, de la lecto-escritura, de la letra impresa. Se debe a un esfuerzo deliberado de adquirir tal actitud por medio de la educación.

2) Alfabetismo del sonido, se lleva a cabo en la medida en que sea posible asociarlo con la fuente, de otra manera ofrece diferentes significados.

3) Alfabetismo de la imagen, se supone que es un proceso aparentemente natural, sin embargo, varía de una sociedad a otra, en él intervienen la experiencia, la memoria, el marco cultural y contextual del individuo para la “lectura” de la imagen, fija y en movimiento, de la realidad. La realidad es, al mismo tiempo, una y múltiple. Una, porque el objeto existe corpórea y físicamente, tiene entidad y es. Y múltiple, porque los habitantes de diferentes culturas no tienen la misma percepción acerca de las cosas y tampoco los mismos códigos para interpretarlo.

Para que los contenidos y el sentido de los mensajes audiovisuales sean aceptados, o rechazados por los receptores, es necesario que, en principio, sean comprendidos, es decir, los procesos de percepción sonora y visual debe ser fácil y no sufrir perturbaciones que obstaculicen dicho proceso.
Los estímulos electromagnéticos y mecánicos que llegan al ojo y al oído procedentes del mundo real y que son codificados a nivel del sistema nervioso central como signos, deben ser fácilmente seleccionables y ofrecer niveles de discriminación que permitan diferenciar la información significativa de la irrelevante. Pero además, los códigos icónicos y verbales utilizados para construir los mensajes, deben ser códigos sociales comprensibles para ambos interlocutores y la introducción de nuevos códigos debe ser explícita y aclarada en el mismo mensaje que los incorpora. Cuando los mensajes sirven para la transmisión de información afectiva, connotativa, artística, y los signos son polisémicos –interpretables de diversas maneras– el desconocimiento de los códigos por parte del público receptor no es, necesariamente, un obstáculo.
Pero cuando los mensajes transmiten información cognoscitiva, denotativa, práctica, y los signos son monosémicos –interpretables de una sola manera– la no-socialización de los códigos disminuye la comprensión de los contenidos hasta provocar la parálisis del proceso de comunicación.
Las personas están habituadas a un proceso deliberado y consciente de “mirar y oír” para, a través de mecanismos inconscientes y automáticos de selección y discriminación “ver y escuchar”. Del mismo modo, la recepción de una cierta gama de estímulos mecánicos a través del oído, proceso de escuchar, se transforma en una percepción selectiva y discriminada de oír. El automatismo de estos procesos, vinculados a los primeros ensayos perceptivos del niño, pierde valor durante la observación de un mensaje audiovisual. En él, los procedimientos de intermediación entre la realidad y la imagen ya han producido un alto nivel de selección y discriminación.
El receptor ya no necesita –y a veces no puede– realizar esta tarea, a menos que el producto audiovisual esté mal realizado. Si el observador requiere un esfuerzo adicional de decodificación de los signos, existe ruido cultural. Si el observador requiere un esfuerzo adicional de selección o discriminación, existe ruido o bien por exceso de información no significativa o bien por mal tratamiento de los recursos audiovisuales. Cuando las imágenes y los sonidos no alcanzan a proporcionar toda la información significativa en el espacio informativo disponible de la pantalla, se genera un ruido que obviamente afecta al proceso de comunicación.
Esto supone que el fundamento mismo del lenguaje es el conocimiento de un sistema de recursos narrativos artificiales que permitan emular, a voluntad del narrador, muchas de las sensaciones que suele producir el entorno natural del hombre. Por otra parte, el lenguaje audiovisual, configura un complejo entramado en el que convergen una serie de recursos como la música, la lengua oral y la escrita, la cultura iconográfica e infográfica, así como la literaria y dramática de la civilización actual.
Así, dentro del lenguaje audiovisual se articulan perfectamente una sucesión de códigos complejos que se entrelazan con las simulaciones perspectivas naturalistas características del dibujo, la pintura, la fotografía, los montajes de imagen fija y el sonido, en medios audiovisuales como el cine, la televisión, el vídeo, etc., transfiriéndoles su propia capacidad expresiva.
Podemos concluir, por lo tanto, que las tres características esenciales que dan una entidad propia y específica al lenguaje audiovisual como objeto de estudio son las siguientes:

1. El hecho de que exista siempre una voluntad previa, por parte de los emisores, para estimular en otras personas series instauradas de percepciones naturalistas organizadas, con el fin de persuadirlas a que acepten su punto de vista.

2. Su capacidad de generar artificialmente mensajes que estimulen sobre el sistema sensorial del hombre percepciones muy similares a las que producen las informaciones de origen natural recreando a través de los recursos audiovisuales una serie de códigos y convenciones para su comprensión y aceptación aunque su representación de antemano se reconozca como artificial.

3. Su capacidad de articular dentro de él cualquier otro lenguaje basado en la percepción humana
.

Estos atributos del lenguaje audiovisual son los que le dan especificidad y lo diferencian tanto de otros lenguajes, como el hablado o el musical –que de una u otra forma también lo integran, como de las informaciones de origen natural. Así pues, el conocimiento profundo de la percepción humana puede ser el punto de partida y solamente es el punto de partida para el conocimiento de lo audiovisual.
El lenguaje audiovisual, como el lenguaje verbal que utilizamos ordinariamente al hablar o escribir, tiene unos elementos morfológicos, una gramática y unos recursos estilísticos. Está integrado por lo tanto por un conjunto de símbolos y unas normas de utilización que nos permiten comunicarnos con otras personas.
Entre sus características principales están que:

A) Es un sistema de comunicación multisensorial; (visual y auditivo) donde los contenidos icónicos están ligados indisolublemente a los verbales.

B) Promueve un proceso simultáneo de la información; un procesamiento simultáneo de la información que proporciona al receptor una experiencia unificada.

C) Se emplean ambos hemisferios cerebrales con dominancia del derecho.

D) Es un lenguaje sintético que origina un encadenamiento de mosaico en el que sus elementos sólo tienen sentido si se consideran en conjunto.

E) Moviliza la sensibilidad antes que el intelecto (con un impacto altamente emotivo), al suministrar estímulos afectivos que condicionan los mensajes cognitivos.
Cuadro 7. Características generales del lenguaje audiovisual
Adaptación libre de la presentada por Vicente Castellanos (2003) en
Consideraciones sobre la semiótica cinematográfica. UNAM, México. (Inédito)

Como podemos observar, en el lenguaje audiovisual debemos considerar diversos aspectos o dimensiones: morfológicos (elementos visuales y sonoros que lo forman), sintácticos (estructuras narrativas, planos, angulación y perspectiva, iluminación, composición, movimientos físicos y ópticos, transiciones visuales, textos y gráficos, tipos de montaje), semánticos (denotaciones y connotaciones), estéticos (agradables a los sentidos), y funcionales (para facilitar su aplicación).
Aspectos morfológicos
De la misma manera que cuando elaboramos mensajes con el lenguaje verbal, utilizamos para ello nombres, verbos, adjetivos y otros elementos morfológicos, los mensajes audiovisuales se construyen utilizando los siguientes elementos morfológicos:

Elementos visuales; imágenes, textos y gráficos, movimientos físicos y ópticos, encuadres, perspectivas y angulaciones. Con estos elementos las imágenes pueden variar en su: a) iconicidad y abstracción, b) denotación y connotación, c) simplicidad o complejidad, d) originalidad o redundancia.

Elementos sonoros. Podemos distinguir: la música, efectos de sonido, la voz, y el silencio.
En ambos casos, las funciones de los elementos morfológicos son básicamente tres:
1) Informativa, testimonial, formativa.
2) Recreativa, expresiva.
3) Sugestiva: como en la publicidad (relacionada con las cosas), o en la propaganda (relacionada con las ideas y los valores de las personas).

Aspectos sintácticos
Para construir un mensaje verbal, no es suficiente mezclar una serie de nombres, verbos y adjetivos, hay que seguir unas normas sintácticas que permitirán elaborar frases significativas.
De la misma manera, cuando creamos un mensaje audiovisual tenemos que seguir unas normas sintácticas (gramaticales) que, además, podrán influir poderosamente en el significado final de nuestro mensaje.
Los principales aspectos sintácticos a considerar son: los planos, a) angulación y perspectiva, b) composición visual, c) movimientos físicos y ópticos de la cámara, d) transiciones visuales y elipsis, e) uso de textos y gráficos, f) tipos de montaje, g) continuidad y ritmo, h) la iluminación, e i) el color.

Aspectos semánticos
Además de las funciones narrativa-descriptiva y estética, todos los elementos formales de un producto audiovisual tienen una función semántica. El significado de los elementos morfosintácticos de la imagen y el sonido depende de su articulación dentro del mensaje que se quiere transmitir. Hay que considerar:

El significado denotativo (objetivo), propio de la imagen. No obstante hay que considerar que en un audiovisual, el significado de cada elemento depende del anterior y del siguiente. Eisenstein hace referencia a que “dos imágenes juntas crean una tercera totalmente diferente”.

Los posibles significados connotativos (subjetivos), que dependen de las interpretaciones que haga el lector.
Si las imágenes acostumbran a ser polisémicas, y también pueden darse casos de sinonímia (elementos diferentes pero que tienen un significado parecido).
El uso de recursos estilísticos y lingüísticos contribuye a modificar el significado denotativo de los elementos del mensaje entre los que se destacan: elipsis metonimia la sinécdoque hipérbole comparación metáfora, símbolo, personificación, contradicción y paradoja, hipérbaton, aliteración, repetición, y juegos de ideas.

Aspectos estéticos
Además de la función narrativa-descriptiva y semántica, todos los elementos formales de un producto audiovisual tienen una función estética que contribuyen a modificar el significado denotativo de los elementos del mensaje. Entre los recursos estilísticos destacamos:

Recursos visuales y lingüísticos como la elipsis, metonimia, sinécdoque, hipérbole, comparación, metáfora, símbolo, personificación, contradicción, hipérbaton, aliteración, repetición y juego de ideas.

Recursos solo lingüísticos como las frases hechas, identificación de palabras-marca, dilogía, ironía, interjección, exhortación, interrogación retórica, alusiones, neologismos, palabras coloquiales y vulgarismos, frases poéticas, rimas, entre otras…

Aspectos funcionales
Cuando el material audiovisual tenga una intencionalidad pedagógica, además considerará la inclusión de recursos didácticos que faciliten la comprensión y aprendizaje de sus contenidos. A partir de las aportaciones de Rodríguez Diéguez (1977) y Santos Guerra (1983) comentan que entre los recursos que facilitan la comprensión y la asimilación de los contenidos de los mensajes audiovisuales se pueden destacar las siguientes funciones:

§ Función motivadora.
§ Función vicarial (es necesaria para el aprendizaje de algunos contenidos de naturaleza icónica auditiva).
§ Función informativa.
§ Función explicativa (favorece la comprensión).
§ Función de comprobación (facilita la verificación de una idea).
§ Función redundante (de refuerzo).
§ Función sugestiva (potencia la imaginación, creatividad...).
§ Función estética (origina nuevas sensaciones).
§ Función recreativa (lúdica).
§ Función expresiva (facilita la expresión personal).

Al tiempo que el hombre ha desarrollado y evolucionado su tecnología, que ha creado medios de comunicación que le permiten llegar simultáneamente a más gente, que esos mensajes trascienden el tiempo y los idiomas, por lo que ha llegado el momento de estudiar el lenguaje que estos emplean.
La educación audiovisual tiene como primer principio la distinción entre la representación y la realidad, entre la imagen, el sonido y su referente, entre significante y significado. En este ámbito se entiende, por lo tanto, que los medios de comunicación son sistemas simbólicos de signos que necesitan ser leídos de manera activa y no son reflejo incuestionable de la realidad externa ni se explican por sí mismos, es decir, son agentes activos de los procesos de construcción o representación de la –realidad–, en lugar de limitarse a transmitirla o reflejarla.
La educación audiovisual asume necesariamente entonces que cada experiencia que se emite a través de los medios está reconstruida, representada, empaquetada y moldeada con formas identificables y características por las instituciones de los medios, las técnicas audiovisuales y la práctica de los profesionales de la comunicación. Este presupuesto fundamental nos permite vincular y entender conceptualmente la diversa gama de actividades que cada medio emplea para dar significado.
Para aquel que quiere aprender mediante un libro, una película o el propio desarrollo de un curso, debe recordar que todo está preparado, pre-estructurado y pre-digerido. Lo que debe deducirse está indicado, lo que debe relacionarse está subrayado, nada queda en suspenso, en expectativa. Todo está hecho por el emisor-autor. Es decir, que lo que se suele dar es un producto, lo que oculta es el trabajo de elaboración.
En este sentido, los productos audiovisuales pueden servir como instrumento de pensamiento y reflexión en sí mismos. Requieren, por lo tanto, de un tratamiento icónico-auditivo para que su aplicación sea apta para integrarse a un modelo didáctico de carácter participativo que puede convertir el proceso de enseñanza-aprendizaje en un acto con sentido en sí mismo, y en su respectivo contexto. Este es un tema abierto, donde se pretende presentar ideas generales de los expertos en cada uno de los códigos que conforman el lenguaje audiovisual y depende de cada quién el uso que de él hagamos en nuestros campos de competencia.



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