2 ¿Cuáles son las dimensiones de lo audiovisual?

La capacidad de fusión de cada uno de los elementos de los distintos lenguajes en la confección de nuevas formas audiovisuales, hace necesario avanzar en el conocimiento de la comunicación audiovisual cuyo objeto de estudio central ha de ser el lenguaje audiovisual, entendiéndolo como los modos artificiales de organización de las imágenes y los sonidos, de forma sincrónica y simultánea, que se utilizan para transmitir ideas o sensaciones, ajustándonos a la capacidad del hombre para percibirlas y comprenderlas.
La integración de lo audiovisual culmina en productos comerciales, publicitarios, propagandísticos, de entretenimiento y educativos; aunque en este último campo su tratamiento muchas veces es una prolongación del lenguaje verbal; es decir, como simples “conferencias” o discursos verbales, ilustraciones plagadas de textos e imágenes amenizadas por efectos de sonido y música de fondo sin ningún sentido entre sí, y eso se debe primordialmente al desconocimiento del lenguaje audiovisual.
La frase de que “vivimos en una civilización de la imagen” ha sido traducida por algunos autores por las expresiones “vivimos en una iconosfera, de acuerdo con Ferrés: “Si vivir en la atmósfera implica respirar aire, vivir en una iconosfera implica consumir imágenes visuales y acústicas. Si la vida biológica implica respirar y saber alimentarse adecuadamente, vivir en una iconosfera implica saber ver cada imagen y saber escuchar cada sonido.” Hoy cada vez más personas contemplan la vida a través de un monitor (ya sea de una televisión o de una computadora personal, sin dejar de lado otras pantallas como las del cine, los videojuegos, y las pantallas de los teléfonos celulares). Cabe reflexionar sobre si queremos vivir una vida plenamente humana, personal y libre eso exige ineludiblemente la capacidad de una lectura reflexiva y una actitud crítica de los mensajes audiovisuales a los que nos vemos expuestos día a día a través de los medios masivos.
La idea es estar educados en lo audiovisual y capacitados para educar con lo audiovisual. Para ello se ha de recibir una preparación adecuada en una triple dimensión:
1) técnica,
2) expresiva, y
3) didáctica.
Es decir, se trata de conocer lo audiovisual como tecnología específica, como forma de expresión diferenciada y como instrumento que permite ciertas aplicaciones didácticas peculiares:

La dimensión técnica, atiende el nivel operativo de cada medio y el o los canales que se emplean para intentar hacer llegar su mensaje al público meta de la manera más rápida y precisa, estableciendo un proceso de información o comunicación, según sea el caso.

La dimensión expresiva, por su parte, atiende un triple nivel: instrumental, semántico y de diseño audiovisual. a) El nivel instrumental hace referencia al conocimiento de los recursos técnico-expresivos, b) El nivel semántico hace referencia al conocimiento de estos recursos desde el punto de vista de la producción de sentido, y c) Finalmente, el nivel de diseño audiovisual hace referencia a las formas de presentación.

A la dimensión didáctica le competen las ciencias que se involucran en el estudio de lo audiovisual, desde el diseño instrumental. Por ejemplo: la Física y la Química estudian la parte tecnológica de los medios, la Ética el análisis de los valores que se promocionan en ellos, y las Ciencias Sociales, la ideología que se trasmite, el régimen legal con el que operan los medios y cómo se codifican los mensajes.

Hoy, resulta absolutamente contradictorio que en una sociedad en la que lo audiovisual se ha convertido en la forma de expresión por excelencia, no se ofrezca una formación específica en este campo. Sin embargo, si bien aquí no se abarca todo lo deseable para una educación audiovisual integral, si se ofrecen algunos criterios y líneas de acción que nos permitan conocer lo audiovisual en su doble vertiente como materia u objeto de estudio y como recurso para el aprendizaje.
Aunque veremos una aproximación al lenguaje audiovisual aplicado en los medios de comunicación y sus formas de expresión, consideremos a cada uno simultáneamente como tecnología específica, como forma de expresión diferenciada, como ideología y como medio potencialmente artístico.
En cualquier caso, fundamentalmente atenderemos de manera prioritaria la dimensión expresiva, el aprendizaje de los códigos e intentaremos superar definitivamente el prejuicio de la neutralidad de las imágenes y los sonidos.
Sin el conocimiento de estos códigos, todo lo demás resulta imposible. No basta ver y oír, hay que saber “mirar y escuchar” y, sobretodo “hay que saber pensar la imagen”.

Cuadro 5. Dimensiones de lo audiovisual

Es muy importante no confundir a los medios de comunicación como simples canales, mediante los cuales se comunica cualquier contenido. Este es un grave error: concebir que cualquier medio puede transmitir cualquier información, sea del tipo que sea. El problema se centra en el uso adecuado del lenguaje y no en el medio audiovisual.
No es necesario recordar que cada día la juventud y la niñez están expuestos a más y más mensajes audiovisuales, y que para ellos su lenguaje ya es audiovisual además de encontrarse saturados de información de diversa índole.
En un mundo de cambio veloz, complejo, simultáneo y total, una herramienta primordial es explorar las posibilidades del lenguaje audiovisual pues éste tiene la clave para nuevas posibilidades cognitivas: información, comunicación, comparación, análisis y síntesis.
Aprender el lenguaje audiovisual requiere de destrezas similares a las necesarias para leer textos escritos. Sus códigos están en gran medida indeterminados y existen diversos intentos por definirlos, interpretarlos, sistematizarlos y codificarlos. Podemos definirlo como:

El conjunto de convenciones y códigos que permiten, mediante el uso de ciertos instrumentos, un proceso social de producción y conservación para su posterior reproducción de los mensajes constituidos por imágenes y sonidos, de una o varias partes, seleccionadas de una realidad natural o construida.

Esta serie de códigos audiovisuales incluyen el proceso de percepción de las imágenes y los sonidos tanto en el ámbito físico como cultural, la identificación y reconocimiento de experiencias previas análogas, simbolismos, denotaciones y connotaciones, estructuras narrativas, elementos sonoros y elementos visuales, que hacen de su yuxtaposición lo característico de cada medio audiovisual. Otros sienten una especial atracción por la expresión “lenguaje total”, y lo identifican como el lenguaje audio-scripto-visual. Como sea, el lenguaje audiovisual va más allá de los simples códigos que emplea.

También podemos entender que el lenguaje audiovisual está constituido por un conjunto sistematizado y gramatizado de recursos expresivos que permiten estimular en el público, series organizadas de sensaciones y percepciones que se transformarán en mensajes concretos y complejos, y que además no es un lenguaje cerrado por lo que se encuentra en continua innovación integrando nuevos recursos a sus códigos.
Estos mensajes son construidos, conservados y reproducidos para un público meta o target, e intentan integrar el conjunto de elementos que constituyen la trama representativa de la sociedad como un elemento de su cultura.
En general, tienden a conservar y reproducir los valores del emisor, es decir, de quienes los producen, aún cuando no siempre dichos valores tengan aceptación o vigencia para aquellos que reciben los mensajes. De ahí que los mensajes audiovisuales puedan tener como objetivo además de informar, entretener y comunicar, el de persuadir y manipular.

Cuadro 6. Doble dimensión del proceso de comunicación mediática
según la teoría de la persuasión
Diseño: G. Martínez Castillo (2005)

Los mensajes audiovisuales constituyen un nivel mayor de abstracción en la percepción de la realidad. El lenguaje audiovisual, como todo conjunto de convenciones establecidas para el intercambio de mensajes, no es estático, sino que se encuentra sometido a una constante evolución determinada por algunos elementos:
a) Emisor: quién o quiénes generan los mensajes, y para que lo dicen;
b) Creativo: el experto mediático, quién le da forma, lo realiza, y qué instrumentos utiliza para producirlo, conservarlo y reproducirlo,
c) Qué medio o medios se emplearon para emitirlo (auditivo, visual, lexi-visual, audio-visual, etc.).
d) Receptores: aquí se encuentra el público meta y todo aquel que recibe el mensaje si importar que fuese diseñado para ellos o no;
e) En qué contexto se emite, y qué otros procesos sociales y mediaciones le afectan, y
f) Qué respuesta se obtuvo.

En palabras de Masterman (1993:36): “Se puede decir que el poder ideológico de los medios es, en cierto modo, proporcional a la aparente naturalidad de sus representaciones, puesto que la potencia ideológica de un producto mediático radica principalmente en la capacidad que tengan aquellos que los controlan y los elaboran, para hacer pasar por real, verdadero, universal y necesario, lo que son construcciones inevitablemente selectivas y cargadas de valores, en las que se inscriben intereses particulares, ideologías y modos de entender.”

Por consecuencia, encontramos cuatro grandes áreas de investigación:

1.- ¿Quién es el emisor y/o la fuente del mensaje?, ¿Quién lo construyó o realiza?, ¿Qué intereses tiene, cuál es su objetivo?, Es decir, ¿Cuál es su explicación en términos de poder?

2.- ¿Qué técnicas y códigos emplean para intentar persuadir y convencer de la verdad de sus representaciones?, Es decir, ¿Cómo se usa la retórica en los medios de comunicación?

3.- ¿Cuáles son los valores implícitos en la representación presentada?, Es decir, ¿En qué consiste su aspecto ideológico?

4.- ¿De que manera leen y reciben las construcciones mediáticas las audiencias?, Es decir, ¿Cuál es su nivel de recepción y actitud crítica ante los mensajes mediáticos?