3 ¿En qué consiste la alfabetización audiovisual?

Tomemos en cuenta el desarrollo alcanzado por los medios de comunicación de masas, en su más de medio siglo de existencia, sobrepasa el alcanzado por los medios impresos a lo largo de su historia, y planteemos de manera paralela al concepto de analfabetismo la necesidad de la alfabetización audiovisual.
Si consideramos como analfabeto funcional a aquel individuo que por diferentes causas descodifica unos signos sin poder reflexionar sobre ellos, sin poder entender la relación entre su significado y su significante, sería oportuno investigar de qué manera se da esa situación ante un producto audiovisual.
Actualmente, en casi todas las sociedades, la escuela comparte el monopolio de la educación con las instituciones encargadas de la comunicación. Este binomio aparentemente contradictorio, establece la necesidad de una revisión del papel que deben desempeñar los medios de comunicación y del nuevo papel que le corresponde a los sistemas educativos.
De acuerdo con Eco, cualquier lenguaje debe ser, ante todo, un instrumento de comunicación y no un medio para el sometimiento. Las imágenes visuales son señales intencionalmente producidas para transmitir determinados mensajes. Su estructura es de naturaleza muy distinta al de la lengua, hasta el punto, que una persona puede saber leer y escribir signos verbales pero no visuales, mucho menos audiovisuales. Su proceso de lectura implica, por un lado, el aprendizaje de los elementos que la conforman y, por el otro, la posibilidad de convertir en emisor a quien antes era un simple receptor de mensajes.
Para leer los mensajes audiovisuales es necesario tanto adquirir la destreza y habilidad para hacerlo, como comprender su significado con relación al contexto en el que se presenta, es decir, es aprender, al mismo tiempo, la parte y el todo.
Toda forma de expresión tiene sus propias normas, su propia estructura. Así como analizamos el lenguaje escrito utilizando sus propias convenciones gramaticales, de la misma manera lo haremos con el lenguaje audiovisual a partir de sus propios códigos. De lo que se trata es de conocer el signo (escrito, sonoro, y visual) y expresarse a través de él.
Pueden establecerse, por lo tanto, tres grados de alfabetización en función de cada medio de expresión:
1) Alfabetismo del léxico, de la lecto-escritura, de la letra impresa. Se debe a un esfuerzo deliberado de adquirir tal actitud por medio de la educación.

2) Alfabetismo del sonido, se lleva a cabo en la medida en que sea posible asociarlo con la fuente, de otra manera ofrece diferentes significados.

3) Alfabetismo de la imagen, se supone que es un proceso aparentemente natural, sin embargo, varía de una sociedad a otra, en él intervienen la experiencia, la memoria, el marco cultural y contextual del individuo para la “lectura” de la imagen, fija y en movimiento, de la realidad. La realidad es, al mismo tiempo, una y múltiple. Una, porque el objeto existe corpórea y físicamente, tiene entidad y es. Y múltiple, porque los habitantes de diferentes culturas no tienen la misma percepción acerca de las cosas y tampoco los mismos códigos para interpretarlo.

Para que los contenidos y el sentido de los mensajes audiovisuales sean aceptados, o rechazados por los receptores, es necesario que, en principio, sean comprendidos, es decir, los procesos de percepción sonora y visual debe ser fácil y no sufrir perturbaciones que obstaculicen dicho proceso.
Los estímulos electromagnéticos y mecánicos que llegan al ojo y al oído procedentes del mundo real y que son codificados a nivel del sistema nervioso central como signos, deben ser fácilmente seleccionables y ofrecer niveles de discriminación que permitan diferenciar la información significativa de la irrelevante. Pero además, los códigos icónicos y verbales utilizados para construir los mensajes, deben ser códigos sociales comprensibles para ambos interlocutores y la introducción de nuevos códigos debe ser explícita y aclarada en el mismo mensaje que los incorpora. Cuando los mensajes sirven para la transmisión de información afectiva, connotativa, artística, y los signos son polisémicos –interpretables de diversas maneras– el desconocimiento de los códigos por parte del público receptor no es, necesariamente, un obstáculo.
Pero cuando los mensajes transmiten información cognoscitiva, denotativa, práctica, y los signos son monosémicos –interpretables de una sola manera– la no-socialización de los códigos disminuye la comprensión de los contenidos hasta provocar la parálisis del proceso de comunicación.
Las personas están habituadas a un proceso deliberado y consciente de “mirar y oír” para, a través de mecanismos inconscientes y automáticos de selección y discriminación “ver y escuchar”. Del mismo modo, la recepción de una cierta gama de estímulos mecánicos a través del oído, proceso de escuchar, se transforma en una percepción selectiva y discriminada de oír. El automatismo de estos procesos, vinculados a los primeros ensayos perceptivos del niño, pierde valor durante la observación de un mensaje audiovisual. En él, los procedimientos de intermediación entre la realidad y la imagen ya han producido un alto nivel de selección y discriminación.
El receptor ya no necesita –y a veces no puede– realizar esta tarea, a menos que el producto audiovisual esté mal realizado. Si el observador requiere un esfuerzo adicional de decodificación de los signos, existe ruido cultural. Si el observador requiere un esfuerzo adicional de selección o discriminación, existe ruido o bien por exceso de información no significativa o bien por mal tratamiento de los recursos audiovisuales. Cuando las imágenes y los sonidos no alcanzan a proporcionar toda la información significativa en el espacio informativo disponible de la pantalla, se genera un ruido que obviamente afecta al proceso de comunicación.
Esto supone que el fundamento mismo del lenguaje es el conocimiento de un sistema de recursos narrativos artificiales que permitan emular, a voluntad del narrador, muchas de las sensaciones que suele producir el entorno natural del hombre. Por otra parte, el lenguaje audiovisual, configura un complejo entramado en el que convergen una serie de recursos como la música, la lengua oral y la escrita, la cultura iconográfica e infográfica, así como la literaria y dramática de la civilización actual.
Así, dentro del lenguaje audiovisual se articulan perfectamente una sucesión de códigos complejos que se entrelazan con las simulaciones perspectivas naturalistas características del dibujo, la pintura, la fotografía, los montajes de imagen fija y el sonido, en medios audiovisuales como el cine, la televisión, el vídeo, etc., transfiriéndoles su propia capacidad expresiva.
Podemos concluir, por lo tanto, que las tres características esenciales que dan una entidad propia y específica al lenguaje audiovisual como objeto de estudio son las siguientes:

1. El hecho de que exista siempre una voluntad previa, por parte de los emisores, para estimular en otras personas series instauradas de percepciones naturalistas organizadas, con el fin de persuadirlas a que acepten su punto de vista.

2. Su capacidad de generar artificialmente mensajes que estimulen sobre el sistema sensorial del hombre percepciones muy similares a las que producen las informaciones de origen natural recreando a través de los recursos audiovisuales una serie de códigos y convenciones para su comprensión y aceptación aunque su representación de antemano se reconozca como artificial.

3. Su capacidad de articular dentro de él cualquier otro lenguaje basado en la percepción humana
.

Estos atributos del lenguaje audiovisual son los que le dan especificidad y lo diferencian tanto de otros lenguajes, como el hablado o el musical –que de una u otra forma también lo integran, como de las informaciones de origen natural. Así pues, el conocimiento profundo de la percepción humana puede ser el punto de partida y solamente es el punto de partida para el conocimiento de lo audiovisual.
El lenguaje audiovisual, como el lenguaje verbal que utilizamos ordinariamente al hablar o escribir, tiene unos elementos morfológicos, una gramática y unos recursos estilísticos. Está integrado por lo tanto por un conjunto de símbolos y unas normas de utilización que nos permiten comunicarnos con otras personas.
Entre sus características principales están que:

A) Es un sistema de comunicación multisensorial; (visual y auditivo) donde los contenidos icónicos están ligados indisolublemente a los verbales.

B) Promueve un proceso simultáneo de la información; un procesamiento simultáneo de la información que proporciona al receptor una experiencia unificada.

C) Se emplean ambos hemisferios cerebrales con dominancia del derecho.

D) Es un lenguaje sintético que origina un encadenamiento de mosaico en el que sus elementos sólo tienen sentido si se consideran en conjunto.

E) Moviliza la sensibilidad antes que el intelecto (con un impacto altamente emotivo), al suministrar estímulos afectivos que condicionan los mensajes cognitivos.
Cuadro 7. Características generales del lenguaje audiovisual
Adaptación libre de la presentada por Vicente Castellanos (2003) en
Consideraciones sobre la semiótica cinematográfica. UNAM, México. (Inédito)

Como podemos observar, en el lenguaje audiovisual debemos considerar diversos aspectos o dimensiones: morfológicos (elementos visuales y sonoros que lo forman), sintácticos (estructuras narrativas, planos, angulación y perspectiva, iluminación, composición, movimientos físicos y ópticos, transiciones visuales, textos y gráficos, tipos de montaje), semánticos (denotaciones y connotaciones), estéticos (agradables a los sentidos), y funcionales (para facilitar su aplicación).
Aspectos morfológicos
De la misma manera que cuando elaboramos mensajes con el lenguaje verbal, utilizamos para ello nombres, verbos, adjetivos y otros elementos morfológicos, los mensajes audiovisuales se construyen utilizando los siguientes elementos morfológicos:

Elementos visuales; imágenes, textos y gráficos, movimientos físicos y ópticos, encuadres, perspectivas y angulaciones. Con estos elementos las imágenes pueden variar en su: a) iconicidad y abstracción, b) denotación y connotación, c) simplicidad o complejidad, d) originalidad o redundancia.

Elementos sonoros. Podemos distinguir: la música, efectos de sonido, la voz, y el silencio.
En ambos casos, las funciones de los elementos morfológicos son básicamente tres:
1) Informativa, testimonial, formativa.
2) Recreativa, expresiva.
3) Sugestiva: como en la publicidad (relacionada con las cosas), o en la propaganda (relacionada con las ideas y los valores de las personas).

Aspectos sintácticos
Para construir un mensaje verbal, no es suficiente mezclar una serie de nombres, verbos y adjetivos, hay que seguir unas normas sintácticas que permitirán elaborar frases significativas.
De la misma manera, cuando creamos un mensaje audiovisual tenemos que seguir unas normas sintácticas (gramaticales) que, además, podrán influir poderosamente en el significado final de nuestro mensaje.
Los principales aspectos sintácticos a considerar son: los planos, a) angulación y perspectiva, b) composición visual, c) movimientos físicos y ópticos de la cámara, d) transiciones visuales y elipsis, e) uso de textos y gráficos, f) tipos de montaje, g) continuidad y ritmo, h) la iluminación, e i) el color.

Aspectos semánticos
Además de las funciones narrativa-descriptiva y estética, todos los elementos formales de un producto audiovisual tienen una función semántica. El significado de los elementos morfosintácticos de la imagen y el sonido depende de su articulación dentro del mensaje que se quiere transmitir. Hay que considerar:

El significado denotativo (objetivo), propio de la imagen. No obstante hay que considerar que en un audiovisual, el significado de cada elemento depende del anterior y del siguiente. Eisenstein hace referencia a que “dos imágenes juntas crean una tercera totalmente diferente”.

Los posibles significados connotativos (subjetivos), que dependen de las interpretaciones que haga el lector.
Si las imágenes acostumbran a ser polisémicas, y también pueden darse casos de sinonímia (elementos diferentes pero que tienen un significado parecido).
El uso de recursos estilísticos y lingüísticos contribuye a modificar el significado denotativo de los elementos del mensaje entre los que se destacan: elipsis metonimia la sinécdoque hipérbole comparación metáfora, símbolo, personificación, contradicción y paradoja, hipérbaton, aliteración, repetición, y juegos de ideas.

Aspectos estéticos
Además de la función narrativa-descriptiva y semántica, todos los elementos formales de un producto audiovisual tienen una función estética que contribuyen a modificar el significado denotativo de los elementos del mensaje. Entre los recursos estilísticos destacamos:

Recursos visuales y lingüísticos como la elipsis, metonimia, sinécdoque, hipérbole, comparación, metáfora, símbolo, personificación, contradicción, hipérbaton, aliteración, repetición y juego de ideas.

Recursos solo lingüísticos como las frases hechas, identificación de palabras-marca, dilogía, ironía, interjección, exhortación, interrogación retórica, alusiones, neologismos, palabras coloquiales y vulgarismos, frases poéticas, rimas, entre otras…

Aspectos funcionales
Cuando el material audiovisual tenga una intencionalidad pedagógica, además considerará la inclusión de recursos didácticos que faciliten la comprensión y aprendizaje de sus contenidos. A partir de las aportaciones de Rodríguez Diéguez (1977) y Santos Guerra (1983) comentan que entre los recursos que facilitan la comprensión y la asimilación de los contenidos de los mensajes audiovisuales se pueden destacar las siguientes funciones:

§ Función motivadora.
§ Función vicarial (es necesaria para el aprendizaje de algunos contenidos de naturaleza icónica auditiva).
§ Función informativa.
§ Función explicativa (favorece la comprensión).
§ Función de comprobación (facilita la verificación de una idea).
§ Función redundante (de refuerzo).
§ Función sugestiva (potencia la imaginación, creatividad...).
§ Función estética (origina nuevas sensaciones).
§ Función recreativa (lúdica).
§ Función expresiva (facilita la expresión personal).

Al tiempo que el hombre ha desarrollado y evolucionado su tecnología, que ha creado medios de comunicación que le permiten llegar simultáneamente a más gente, que esos mensajes trascienden el tiempo y los idiomas, por lo que ha llegado el momento de estudiar el lenguaje que estos emplean.
La educación audiovisual tiene como primer principio la distinción entre la representación y la realidad, entre la imagen, el sonido y su referente, entre significante y significado. En este ámbito se entiende, por lo tanto, que los medios de comunicación son sistemas simbólicos de signos que necesitan ser leídos de manera activa y no son reflejo incuestionable de la realidad externa ni se explican por sí mismos, es decir, son agentes activos de los procesos de construcción o representación de la –realidad–, en lugar de limitarse a transmitirla o reflejarla.
La educación audiovisual asume necesariamente entonces que cada experiencia que se emite a través de los medios está reconstruida, representada, empaquetada y moldeada con formas identificables y características por las instituciones de los medios, las técnicas audiovisuales y la práctica de los profesionales de la comunicación. Este presupuesto fundamental nos permite vincular y entender conceptualmente la diversa gama de actividades que cada medio emplea para dar significado.
Para aquel que quiere aprender mediante un libro, una película o el propio desarrollo de un curso, debe recordar que todo está preparado, pre-estructurado y pre-digerido. Lo que debe deducirse está indicado, lo que debe relacionarse está subrayado, nada queda en suspenso, en expectativa. Todo está hecho por el emisor-autor. Es decir, que lo que se suele dar es un producto, lo que oculta es el trabajo de elaboración.
En este sentido, los productos audiovisuales pueden servir como instrumento de pensamiento y reflexión en sí mismos. Requieren, por lo tanto, de un tratamiento icónico-auditivo para que su aplicación sea apta para integrarse a un modelo didáctico de carácter participativo que puede convertir el proceso de enseñanza-aprendizaje en un acto con sentido en sí mismo, y en su respectivo contexto. Este es un tema abierto, donde se pretende presentar ideas generales de los expertos en cada uno de los códigos que conforman el lenguaje audiovisual y depende de cada quién el uso que de él hagamos en nuestros campos de competencia.